Probioticos y celiaquia

Prebióticos y probióticos: Alimentos funcionales que pueden ayudar al celiaco
Los alimentos probióticos tienen muchos beneficios en el cuerpo, y pueden convertirse en una herramienta más para tratar la celiaquía.
Los probióticos ayudan a minimizar las molestias generadas por problemas gastrointestinales y refuerzan las defensas naturales del organismo. En el aparato digestivo son eficaces para casos de diarrea, estreñimiento, síndrome del intestino irritable e inflamación intestinal.
Los probioticos ejercen una acción positiva sobre la microbiota intestinal en casos de enfermedades inflamatorias como la enfermedad celíaca, por lo que se los está estudiando como una posible alternativa al tratamiento de la celiaquía como es la dieta sin gluten
En ensayos in vitro, las bifidobacterias de los probióticos: Bifidobacterium longum ES1 y Bifidobacterium bifidum ES2 son capaces de regular la respuesta inflamatoria causada por la microbiota intestinal y las gliadinas del gluten, a la vez que refuerzan la barrera intestinal. De igual modo, para verificar estos efectos hacen falta estudios “invivo”.
Por otra parte se ha descubierto que existen prebióticos específicos para alteraciones del sistema inmune previniendo infecciones y estimulando la producción de fagocitos.
En la flora intestinal humana existen más de 400 especies de microorganismos, que tienen como principal función limitar el crecimiento de microorganismos patógenos en el intestino e interactuar con substratos no absorbidos de la dieta. Sin embargo, la flora intestinal es muy vulnerable a determinadas condiciones. En los adultos varía notablemente dependiendo de varios factores como: la alimentación, los genes, los tratamientos con antibióticos, el estrés, infecciones, edad, enfermedades hepáticas, renales o cáncer. 
Mientras que el tracto intestinal contiene relativamente pocas bacterias, el número se incrementa enormemente en el colon, en donde residen alrededor de 10 (elevado a 11) bacterias por gramo en un total de 1 Kg. de contenido intestinal.
¿Que son los prebióticos, los probióticos y los simbióticos?
  • Los prebióticos son ingredientes no digeribles de la dieta que estimulan el crecimiento o la actividad de uno o más tipos de bacterias en el colon.
  • Los probióticos son microorganismos vivos que al ser agregados como suplemento en la dieta, favorecen el desarrollo de la flora intestinal.
  • Los simbióticos combinan en sus formulaciones la unión de prebióticos y probióticos, lo que permite aprovechar más los beneficios de esa unión
Prebióticos
Los prebióticos han sido definidos como los ingredientes de los alimentos (en concreto, carbohidratos de cadena corta), sustancias mayoritariamente de origen vegetal, no digeribles por los jugos gástricos, que estimulan de forma selectiva el crecimiento y la actividad de las bacterias en el colon. Los sustratos que nutren a la flora intestinal benéfica son, la fibra alimentaría y los flucto-oligosacaridos (FOS). Toda fibra dietética llega al intestino grueso sin haber sido transformada digestivamente, donde es fermentada por la flora intestinal, Estos FOS estimulan selectivamente el crecimiento de bacterias benéficas, bifidobacterias y lactobacillus, impidiendo que las bacterias patógenas proliferen en el tubo digestivo. 
Las principales fuentes de prebióticos son: Miel, cerveza, cebolla, espárragos, centeno, alcachofa, plátano, azúcar de arce, ajo, achicoria, remolacha, soja...... La soja por ejemplo, es una leguminosa que constituye una buena fuente de fibra soluble e insoluble, cuyos efectos sobre el tránsito digestivo, la carcinogénesis cólica, la eliminación del colesterol y la glucemia son bien conocidos. 
La inulina y la oligofructosa, son otro ejemplo de prebióticos clasificadas como fibra dietética. Son hidratos de carbono de estructura compleja y cadena corta que pasan sin digerir del intestino al colon, donde son consumidos por las bacterias colónicas. Estas sustancias se encuentran en alimentos como el ajo, la cebolla, los espárragos, el puerro, la remolacha, la alcachofa y la raíz de achicoria. Cuando los ingerimos, los oligosacáridos y la inulina son transformados por las bacterias de la flora intestinal, fermentando en el colon donde producen ácidos grasos de cadena corta. Este proceso ayuda a aliviar las diarreas producidas por infecciones intestinales y nutre las células del intestino grueso. Además esos ácidos grasos son importantes para mantener la función de las células intestinales, disminuyen el pH colónico previniendo la posibilidad de desarrollar cáncer de colon. Por otro lado, estimulan la inmunidad del tubo digestivo para prevenir infecciones intestinales y eliminar las bacterias patógenas y sus toxinas. Asimismo, al modular positivamente la fisiología del tracto gastrointestinal aumentan el peso de las heces, la frecuencia de evacuación intestinal y la eliminación de toxinas. Los prebióticos controlan además, durante el tránsito intestinal la absorción de grasas y facilitan la absorción del calcio y otros minerales además de colaborar activamente en la síntesis de vitaminas del complejo B y de la vitamina K. 
Probióticos
Los probióticos son productos o preparaciones que contienen microorganismos vivos que, al ser agregados como suplemento en la dieta, aumentan el desarrollo de la flora microbiana en el intestino, y estimulan las funciones protectoras del sistema digestivo. Los principales probióticos son los lactobacilos, las bifidobacterias y las levaduras.
Es importante que estos microorganismos puedan ser capaces de atravesar la barrera gástrica para poder multiplicarse y colonizar el intestino. Los mecanismos de defensa de los probióticos residen simultáneamente en un efecto sobre la flora, un efecto sobre la pared y la mucosa y un efecto sobre el sistema inmunitario, e incluyen la modificación de la flora para evitar la colonización patógena, la prevención del desequilibrio de la flora intestinal, la reducción de la incidencia y duración de diarreas, el mantenimiento de la integridad de las mucosas, la producción de vitaminas como la B2, B6 y biotina, la asimilación de oligoelementos y la actividad antitumoral.
La adherencia de los probióticos al epitelio intestinal por ejemplo modifica la respuesta inmune del organismo, e impide que otras bacterias, (E. Coli enteropatógena y enterotoxigénica, Salmonella, yersinia, etc.) se unan al epitelio. Los microorganismos patógenos se establecen cuando la integridad de la flora esta disminuida por estrés, enfermedad, cambios en la dieta, antibióticos, o alteraciones intestinales fisiológicas. 
¿Quienes pueden consumir probióticos?
La utilización de probióticos se recomienda a cualquier persona que quiera favorecer el equilibrio de la flora intestinal. Especialmente indicado en personas que han tenido o tienen un tratamiento antibiótico, en ancianos, en el embarazo, en problemas intestinales, para mejorar la intolerancia a la latosa, celiacos. Se utiliza también para disminuir los efectos de la diarrea y constipación y en enfermedades inflamatorias del intestino.
Dosis
Los probióticos no colonizan de forma permanente al organismo, y por eso es imprescindible que sean ingeridos regularmente, a fin de mantener niveles elevados en el ecosistema digestivo. Los alimentos funcionales elaborados con probióticos deben contener por lo menos 10 millones de células viables por cada 100 ml, dosis ideal para lograr los efectos deseados y aumentar las defensas naturales, sin embargo la dosis dependerá del microorganismo utilizado, de la forma de consumo y del efecto que se desee obtener. Para que un probiótico sea efectivo debe ser inocuo, sobrevivir al tracto gastrointestinal. y tener la propiedad de adherencia al epitelio, para poder colonizar y así aumentar la acidez, lo que impide que se desarrollen bacterias. En la mayoría de los casos, los probióticos son bacterias ácido lácticas, que constituyen un importante porcentaje de la flora autóctona del intestino humano. El Lactobacillus casei actúa a nivel del intestino delgado y el Bifidobacterium a nivel del colon.
El probióticos más empleado
El Lactobacillus acidophilus es uno de los probióticos más populares y además de sus beneficios al tracto intestinal, es responsable de:
Producción de vitaminas del complejo B (B6, B12, ácido fólico, riboflavina, Niacina, Biotina y ácido pantoténico, mejora la absorción del calcio, produce enzimas como la lactasa, que ayuda a la digestión de la proteína de la leche (lactosa) y a mejorar los síntomas del Síndrome de Intestino Irritable, produce antibióticos naturales que ayudan en el control de bacterias patógenas intestinales, ayuda en la digestión de los alimentos y al control de la candidiasis intestina, disminuyen el contenido de ácido fítico presentes en la mayoría de legumbres, cereales integrales y semillas que dificultan la absorción de hierro, zinc y otros minerales.
En lo que se refiere a los lactobacilos existen diversas especies que varían enormemente en sus propiedades de adherencia al epitelio intestinal y en sus patrones de colonización, es decir, difieren ampliamente en sus propiedades probióticas o efectos beneficiosos. Entre los más utilizados en la industria alimentaria destacan los lactobacilos bulgaricus, acidophilus, casei, fermentum y plantarum. Pero además del lactobacilo, otros gérmenes han demostrado potencial terapéutico incluyendo unas pocas especies de Saccharomyces boulardii -una levadura-, la Bifidobacterium y el Streptococcus thermophilus. La clave está en que logren o no sobrevivir a los efectos de los jugos gástricos y las sales biliares.

Efectos de los probióticos en diversas patologías
Efectos anticancerígenos
Los probíoticos parecen tener actividad anticancerígena mediante la producción de determinadas sustancias durante su crecimiento, que actuarían disminuyendo las sustancias procarcinogenéticas por acción directa sobre las mismas. Un ejemplo conocido es el paso de los nitritos en alimentos a nitrosaminas, sustancias carcinogenéticas. Las lactobacterias son capaces de actuar tanto química como enzimáticamente sobre los nitritos, y las bifidobacterias son capaces de desdoblar a las nitrosaminas. Por consiguiente, estos microorganismos probíoticos disminuyen las sustancias carcinogenéticas.
Los probíoticos además, muestran una acción antagonista sobre la proliferación de células tumorales quizás debido a una estimulación del sistema inmune tanto a nivel local (intestino), como a nivel sistémico o general.
Riesgo de cáncer de colon
Se ha atribuido a los probióticos la posibilidad de modificar la susceptibilidad al cáncer del tubo digestivo. La administración de probióticos ha sido asociada con la disminución de la actividad de las enzimas fecales, a los que se ha atribuido un papel en la génesis de tumores malignos
Intolerancia a la lactosaAlrededor del 70% de la población mundial, presenta intolerancia a la lactosa, relacionada con la disminución de la actividad de la lactasa en la mucosa intestinal, genéticamente determinada por nuestra condición de mamíferos. La lactosa no digerida es fermentada por la flora intestinal, con producción de agua, ácidos grasos y gas, que ocasionan síntomas como dolor abdominal, flatulencia y diarrea. Los probíoticos contribuyen a mejorar la digestión de la lactosa y reducen la sintomatología por la mala absorción, gracias a que los lactobacillus poseen una actividad enzimática (lactasa) que sigue funcionando en el intestino y permite la digestión del azúcar, lo cual permite que personas con intolerancia a la lactosa, puedan consumir leche, y eviten los eventuales síntomas como la diarrea, dolor abdominal, flatulencia, etc.
Reducción de los niveles de colesterol
Algunos probíoticos pueden contribuir a la disminución del colesterol sanguíneo de tres maneras distintas:
  • Utilizando el colesterol en el intestino y reduciendo así su absorción
  • Aumentando la excreción de sales biliares
Ciertos prebióticos pueden estimular la inmunidad del individuo tanto a nivel intestinal como a nivel general, lo cual se traduce por una mayor producción de anticuerpos y una mejor defensa. Varios estudios sugieren que el consumo de probióticos podría ayudar a regular las alteraciones del sistema inmune que se observan en casos de alergia y por lo tanto, a reducir los síntomas asociados con esta patología.
Efectos de los Probióticos en patologías gastrointestinales
Riesgo de diarreas
El interés de los probióticos se ha demostrado tanto en lo que respecta a la prevención de la diarrea del viajero como en lo que se refiere a la diarrea provocada por el consumo de antibióticos. Los efectos sobre los factores de riesgo de la diarrea y el cáncer de colon reposan en la neutralización de la agresión y en la mejora de la capacidad de reparación.
Enfermedad inflamatoria intestinal
La predisposición genética, las ateraciones inmunológicas y las bacterias patógenas interactúan como agentes desencadenantes y perpetuadores de la enfermedad inflamatoria intestinal. La administración de probíoticos empleada como una terapia de antagonismo bacteriano, es capaz de desplazar a las bacterias con potencial patógeno, con el subsiguiente aumento de bifidobacterias, modificando favorablemente la respuesta inflamatoria, mejorando el epitelio intestinal y disminuyendo sus síntomas.
Infección por Helicobacter Pylori
Patógeno gram-, responsable de la gastritis, ulcera péptica y cáncer gástrico. Estudios in vitro y en humanos han demostrado que los probióticas poseen un efecto antagónico contra H. Pylori, inhibiendo su colonización gástrica e impidiendo el desarrollo de la patología relacionada, inhiben la actividad de la enzima ureasa, necesaria para que el patógeno permanezca en el ambiente ácido estomacal.
Simbióticos
La combinación de prebióticos con probióticos se ha definido como simbiótica. Se ha descrito un efecto sinérgico entre ambos, es decir, los prebióticos pueden estimular el crecimiento de cepas específicas y por tanto contribuir a la instalación de una microflora bacteriana específica con efectos beneficiosos para la salud. 
RESUMEN
¿En qué circunstancias están especialmente indicados los alimentos que aporten microorganismos vivos (probióticos) y prebióticos?
  • Para equilibrar la microflora intestinal.
  • 
  • Disminución de la frecuencia y duración de la diarrea asociada al uso de antibióticos, infección por rotavirus, quimioterapia.
  • Alivio del síndrome de colon irritable.
  • Estados de estrés que debilitan el sistema ¡nmunitario.
  • 
  • Estados carenciales o de hiponutrición.
  • Problemas digestivos: flatulencia, acidez de estómago, úlceras de estómago, alteraciones intestinales (estreñimiento, diarrea), aerofagia.
  • 
  • Infecciones microbianas: aftas bucales, cistitis, vaginitis, candidiasis.
  • Problemas de alergias e intolerancias alimentarias.
  • Intoxicaciones.
  • 
  • Halitosis.
  • Convalecencias: después de enfermedades infecciosas, tratamiento con antibióticos.
  • Fatiga muscular o nerviosa.
  • Apatía.
  • Hemorroides.
  • Piel áspera o seca. Enfermedades cutáneas, acné.


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